domingo, 14 de diciembre de 2014

14/12/14

Desde hace unas semanas, tengo la sensación  de que estoy enterrada hasta el cuello en la orilla del mar. Todo es precioso hasta que sube a marea y sólo puedo sentir cómo me ahogo.

Pero basta de metáforas. Siempre hablo de esto con metáforas, y por una vez quiero soltarlo todo sin decorarlo antes. Sin hacerlo bonito de leer. ¿Por qué iba a ser bonito leerlo cuando es tan duro vivirlo?

Cada noche me meto a la cama y me duermo con la esperanza de que el día siguiente sea un buen día. Pero llevo meses sin tener dos días buenos seguidos. Tengo ratos buenos, gracias a las personas maravillosas que no me han dado la espalda a pesar de la dificultad añadida que supone mi amistad, pero el conjunto de mis días es devastador.

En mi vida he escrito más cartas de suicidio que de amor,
y creedme cuando os digo que soy extremadamente romántica.

Echo de menos vivir. Es como un maldito gifset en blanco y negro en el que se repiten imágenes de mi comiendo y durmiendo. Eso es mi vida.

Cada día es más decepcionante que el anterior.

2 comentarios:

  1. No suelo comentar pero esta vez me he visto obligado. Gracias. Gracias por escribir las palabras que llevo semanas buscando. Por conseguir escribir lo que pese a sentir no soy capaz de plasmar con mis palabras por culpa de que se acumulan tantas cosas que no consigo escribir nada. De nuevo, gracias.

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  2. Leyendo esta entrada y la anterior (y la anterior...), y si me permites hablarte:

    Hace mucho tiempo que dejé de escribir, también. En su momento sentí que me moría (vivir la muerte, qué ironía), porque es lo único en lo que alguna vez me vi reconocida. Es lo único que era yo, y se había ido. El colmo de la ausencia. Me hubiera gustado que volviera, pero estaba más cansada que expectante. Y la mentira monótona de quien dice escucharte y jura: "ya volverá, está en ti"; tampoco funcionaba.

    Qué sé yo. Está bien no poder comer tarta de piña. Y está bien estar triste. Parece que nadie es capaz de ver que las enfermedades del alma también son enfermedades (y a veces, mucho más crónicas, incurables, enquistadas y de largo proceso de recuperación que otras muchas que puede sufrir nuestro estúpido componente biológico). Pero no es tu culpa que otros no lo entiendan. Necesitas personas que sí lo hagan, no cambiar tú. No eres el problema.

    Y estar enferma tampoco te hace ser parte del problema. Si en tu grupo de amigos hay un asmático, probablemente la mejor manera de pasar el rato juntos no es jugando al baloncesto. Así que si tampoco te nace estar bien, si no puedes, no tienen nada que reprocharte. No te veas como una "complicación" a la vida de los demás. También pasa que los demás no son expertos, y no saben cómo manejar tus emociones (o tus no-emociones, si tienes días de vacíos y ausencia).

    El problema de la depresión es que puede convertirse en un bucle adictivo, porque cuando ves que fuera no hay nada que te motive lo suficiente, prefieres sentir algo a estar sano y no sentir nada. Supongo. Eso es lo que he deducido yo. Cuando tampoco hay un incentivo para vencer al monstruo, no es lógico querer enfrentarse a él. Solo dormir, y comer para buscar algo de felicidad en la serotonina, y dormir otra vez. Porque tampoco hay mucho más que rompa ese bucle sin salida.
    Es difícil, todo. Una mierda, en general. Y a veces parece que la felicidad es una mentira (o quizá lo sea realmente). Pero esa vida tampoco es vida, ¿no? Está bien poder apreciar que hay cosas hermosas (distintas de la tristeza) sin sentirte ajena a ellas, o menos, o mal, porque existen y tú no puedes apreciarlas.

    No sé por qué he entrado en el blog, después de tantos meses, y no sé por qué, tampoco, pero tuve la necesidad imperiosa de responderte a esta entrada. Probablemente puedas tacharme de entrometida, pero bueno, quería decirte que eres una chica enigmática, y tienes la enfermedad de los poetas. Eres una artista. Da igual lo que hagas o dejes de hacer. Te caracteriza. No te dejes morir.

    Espero que para ti este año sea mejor de lo que te ha tocado vivir hasta ahora. Que se derrame algo de luz. En ti y en tu alrededor. Y que tengas los ojos abiertos.
    Cuídate. En serio.

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