lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando me independice ya buscaré un título.

"Eyy, k lla tienes 18 k lla puedes ir a la karcel i independizarte!!!!".

Traducción literal: "Eh, que ya tienes dieciocho años, que ya puedes ir a la cárcel e independizarte."
Traducción libre: "Eh, oye, oye. ¡Has cumplido dieciocho! Puedes hacer todo lo que antes hacías ilegalmente -beber, fumar…- pero con el buen sabor de boca que deja restregarle el DNI por la cara a aquel portero de bar que nunca te dejaba entrar. Pero tampoco te emociones demasiado, la mayoría de edad es un arma de doble filo. ¡Ya no eres una niña! Tienes responsabilidades. Como decía aquella peli de… ¿Spiderman, puede ser? Un gran poder conlleva una gran responsabilidad."

Pero esto sólo es un ejemplo cualquiera que muestra de lo que -desde mi punto de vista- es la visión más extendida en la sociedad sobre la independencia; cuando alcanzas determinada edad, tienes la opción de independizarte. No importa tanto tu madurez mental sino tu situación económica. Porque para la gente independizarse es irse de casa. Vivir por tu cuenta. Ganar tu propio dinero.

Pues bien, mi espíritu inconformista -adjetivo que funciona como eufemismo de "quejica" o "con ganas de llevar la contraria" en este caso- no coincide con esa visión.


Así que aquí tenéis mi modo de verlo.


Aprender a andar es -literalmente- el primer paso hacia la independencia. El primero de muchos. Aprender a leer y escribir es, sin duda, uno de los pasos más relevantes. ¿Por qué? Porque las palabras son la base de las ideas. Si no piensas por ti mismo, nunca serás independiente, nunca serás libre. Poco a poco vas creciendo y aprendes a barrer, cocinar, hacer la compra… Pero eso no lo determina la edad. Hay gente que está preparada para ser independiente a los catorce, y hay gente que quizá nunca llegue a estarlo. No es algo mágico que despierta en una parte de tu cerebro dieciocho años después de haber llenado por primera vez tus pulmones.



Teniendo en cuenta mi punto de vista, os planteo el problema.


Cuando cumples la mayoría de edad se te plantean ciertas elecciones -a menudo relacionadas con los estudios- que darán rumbo a tu vida, y que quizás no tengan modo de deshacerse. La gente que está preparada puede tomarlas -casi- tranquilamente. Pero… ¿Y la gente que no ha llegado a ese punto de madurez?


¿Qué ocurre cuando tienes tu futuro en tus manos y no sabes qué hacer con él?


La frase "tienes el futuro en tus manos" no siempre es buena. Porque en un descuido se te puede caer y hacerse pedazos.








Nota: Sé que pese a que este post gira en torno al tema independencia/futuro, no está muy bien organizado y tiene varios saltos entre ramas distintas de dicho tema. Se debe a que lo que ha empezado siendo un simple post para el blog ha acabado siendo un desahogo más directo y menos elaborado.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la mezcla de naturalidad y profundo análisis que haces de ciertos temas. Tus lineas entran solas.

    PD: comparto tu punto de vista.

    Ciao!

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  2. No sé por qué no había visto las entradas antes. Estoy completamente de acuerdo. Tener una edad 'física' no supone tener esa edad mental. Y hay más de un descerebrado viviendo solo, por desgracia...

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