jueves, 7 de junio de 2012

Estática.

Me encogí en el sillón mientras temblaba violentamente. Intenté resistirme, pero no pude evitar llevarme las manos a los oídos. No servía para nada. El ruido no estaba fuera. Quería gritar, pero temía romperme en mil pedazos. Ese sonido de estática cada vez era más fuerte. Estaba ahí a todas horas, nada ni nadie podía pararlo. Eran cien mil televisores cuyas antenas han sido derribadas por una brutal tormenta. Eran doscientas radios mal sintonizadas. Era mi dolor amenazando con destruirme desde dentro. Refrené el impulso de golpearme violentamente contra la pared más cercana. Necesitaba que aquello parase. Sentía mi cordura tambalearse sobre una cuerda deshilachada a cientos de metros de altura. Quizá algún día todo esto acabe.

2 comentarios:

  1. acabo de quedarme (te he encontrado por twitter :) y no sé bien si toda esta explosión de ruido y vacío es autobiográfica
    (espero que no >//<)

    ResponderEliminar